Por qué no podemos imaginar el verano sin pantalones cortos de lino.

Los hombres somos sencillos. Cuando llegan los 30 grados y nuestros chinos parecen una sauna, recurrimos a unos pantalones cortos de lino. Y no unos cualquiera, sino unos buenos, que se mueven cuando nosotros lo hacemos.


Mientras que los pantalones de algodón se pegan a las piernas, el lino respira, relaja y se vuelve más suave con cada lavado. Es un tejido que mejora con el paso del tiempo, algo que no podemos decir de la mayoría de las prendas de nuestro armario.


Todos tenemos ese par. Azul marino, cintura con cordón, justo por encima de la rodilla. Han estado en chiringuitos, terrazas y en innumerables visitas al café de la esquina. Ahora están mejor que cuando los compramos. ¡Es la magia del lino!


Podemos combinarlos con un polo desgastado y unas zapatillas deportivas para ir al mercado un sábado por la mañana, o combinarlos con una camisa de lino y unas sandalias de cuero cuando quedamos con los amigos para tomar el aperitivo.


Una vez que pasas un verano de verdad con unos pantalones cortos de lino adecuados, ya no hay vuelta atrás. No son solo ropa, son un equipo de supervivencia. Y, sinceramente, ¿por qué querrías sobrevivir al verano de otra manera?